Monday, October 10, 2005

¿Hay servicio?

-¿Hay servicio? Me pregunta tranquilamente un joven de 18 años al que hace algunas semanas atendí por una picadura de alacrán en un brazo. Se había atado una correa, tan apretada que no tenia pulso, por esto había perdido el movimiento y la sensibilidad temporalmente. Se recupero pronto.
-¿Qué es lo que necesitas?
-mi esposa no puede sacar al bebe. (!)
-¿Hace cuanto se le rompió la fuente?
-diez horas (!)
-vamos a verla.
Tome gasas, suturas, guantes, una lámpara, lidocaína, jeringas, pinzas, tijeras, perilla de goma y una mochila tan rápido como pude. El joven subió a su bicicleta, yo lo seguí. Seguimos la carretera hacia el norte, después de poco nos desviamos a la derecha y subimos por la ladera de la sierra, cuando se acabo el pavimento seguimos por la terracería, cuando se acabo la terracería seguimos a la brecha y cuando esta se acabo caminé por la vereda. Mi guía se detuvo y aventó la bicicleta; subimos un poco mas y entramos a sus dominios. Alguien le grito algo en su lengua natal, me miro y me dijo con toda calma:
-ya salió.
Entre en la construcción empujando la puerta compuesta por una tabla cubierta por una cobija, era una casa cuadrangular de adobe, techo de lamina, sin ventanas. Busque y encendí mi lámpara, el piso era solo tierra suelta; junto a una de las paredes se encontraba un poyo con cenizas y algunas cacerolas viejas, ninguna chimenea. En el lado opuesto al poyo junto a varios sacos de cemento se encontraba una joven de 15 años, en el piso sobre una cobija, descansando tranquilamente; junto a ella estaba Su tercer hijo, una bebe: junto a la bebe; dos señoras, las comadronas. Mientras me ponía los guantes las señoras anudaban el cordón umbilical con un hilo; después, lo cortaron con un carrizo. Examine rápidamente a la bebe, tenia un caput generoso; producto de diez horas en el canal de parto, por lo demás era una bebe sana. Las comadronas limpiaron a la bebe con agua de una de las cacerolas y la envolvieron en una pieza de tela roja que antes había formado parte de una bandera de México, muy socorrida en esa época del año. Yo tenía la frente llena de sudor, el calor era insoportable, aunque a nadie más parecía importarle. Excepto yo todos los asistentes me dieron la impresión de estar haciendo algo completamente rutinario,. Voltee a ver a la madre, parecía solo tener un poco de sueño. Le hice unas preguntas las cuales no contesto; una de las comadronas, de unos 17 años de edad, me ayudo a traducir mis preguntas, las respuestas fueron bastante escuetas. Escuche su corazón, tenía el pulso de una persona normal, lo cual, por lo menos, me indicaba que no había perdido mucha sangre. No fui autorizado a seguir el protocolo con una paciente puérpera. A pesar de insistir a través de mi traductora, la paciente se negó a que la revisará en debida forma. Sentí unas palmadas en el hombro. Me levante y al girar me encontré con un señor de unos cuarenta y cinco años que olía a alcohol y me sonreía.-gracias Dr.- me dijo mientras me sacaba de la casa.

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